Noches de insomnio, de silencio sepulcral, de soledad interior. Noches de pensamiento.
Música que se adapta a cada momento de nuestras vidas, a cada sentimiento oculto.
Lamentos, nos arrepentimos de no haber hecho, nos reconcome la idea del 'qué hubiera pasado si'.
Nos hacemos pequeños, nos hacemos una bolita en la cama, pensando en las estrellas, infinitas, pero a veces ocultas tras las nubes.
La euforia del ayer se convierte en la mierda de hoy. Todo muere.
El que cayó, se calló. Los momentos rotos yacen en las noches sin mañana.
Hoy es otro día, el olvido se convierte en recuerdo.
Vuelvo a mis tacones, a mis ojos rojos, a mis medias rotas y a mis cigarros de liar.
Lo bueno se acaba, lo malo se olvida y la mierda se esquiva, la felicidad es un reto.
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